Iba a explícatelo yo, pero quién mejor que quien lo cuenta de primera mano y, además, tan bien cómo ella lo hace, así que mejor copio y pego sus propias palabras:
«Ser emprendedor online es fabuloso, flexible, divertido, creativo… y agotador.
El agotamiento que genera, además, no se mide en las horas que le dedicas, sino en el espacio mental que te ocupa, y ese espacio es mucho. Tienes que planear, crear estrategias, secuenciar acciones, ocuparte del marketing, de la creación de contenidos, del networking… de todo.
En este gremio se habla mucho de delegar y pasivizar. Sin embargo, yo todavía no conozco a nadie, no ya que esté todo el día tumbado a la bartola sin hacer ni el huevo, sino que viva una vida, digamos, relajada.
El que no dedica el día a crear formaciones, tiene que estar en redes sociales; el que no, responde un montón de soporte, o asiste a eventos, o ha montado un equipo grande con el que tiene que coordinarse todo el rato.
¿Que no es estar como está alguna gente en la oficina de 9 a 2 y de 4 a 8, y hacerse un viaje de dos horas en metro a la ida y a la vuelta? Sin duda.
¿Que tiene muchísimas otras ventajas (que el proyecto es tuyo, no te pueden despedir, tu potencial de ganar dinero es mayor, etc.)? Por supuesto.
Pero ya te digo yo que no es ponerse media horita por la mañana con el portátil y un café.
Entre otras cosas, porque incluso aunque hayas encontrado un modelo optimizado y que te requiere poco trabajo, las cosas cambian, los mercados también y cuando te quieres dar cuenta, tienes que parar y reinventarte total o parcialmente.
Dicho esto, hay gente a la que el modelo le funciona bien: porque se organizan a la perfección, separan con claridad trabajo y familia, han encontrado rutinas o sistemas, o simplemente se divierten tanto trabajando que todo lo demás les compensa.
Yo no soy de esas.
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Creo sinceramente que en los últimos meses y años he hecho todo lo que he podido para minimizar el estrés, trabajar poco y gestionar esa carga de trabajo lo mejor posible, y quizá si no he hecho más cambios ha sido porque hasta ahora no me había dado cuenta de lo estresada que estaba.
Ya os digo: pensaba que era normal y que los problemas venían de mi carácter, mi falta de paciencia y mi tendencia a tener poca energía.
Ahora que he visto que la causa es el trabajo, podría, sin duda, poner más hincapié en disminuir la tensión y mejorar mi calidad de vida. Lo que pasa es que veo otra opción que es más sencilla y probablemente mucho más potente. ¿Por qué no probarla?
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Me decía el otro día mi asistente que soy la emprendedora digital que conoce que menos horas trabaja.
No es un problema de horas. Es un problema de la energía mental y emocional que me succiona este proyecto.
Imagino que podría delegar más de lo que hago o trabajar menos, pero en este punto me parece mentalmente más sano cerrar esta etapa y liberar por completo mis recursos para poder dedicarlos a otros temas.»
Bueno, hay mucho más en el post que nos escribió, pero aquí está lo que sí o sí debes saber y tener muy en cuenta.
Y da igual si aún no has emprendido, si estás dudando si hacerlo o si llevas tiempo en ello... te animo a reflexionar sobre lo que acabas de leer (lo necesitas) y analizar cómo te encuentras antes de que ya no te queden fuerzas y tomes decisiones que no son las que, en realidad, quieres.